Charlie, de 63 años, no es más que un anciano necesitado de asistencia diaria y de una enfermera que le ayude todos los días a levantarse. Mia, una jovencita inexperta de 20 años está completamente a sus órdenes y ansiosa por hacer todo lo que estipula su contrato. Cuando llega la hora del lavado de polla, ya la tiene como una piedra y Mia no puede evitar asombrarse. Cuando le llega el momento a Charlie de hablarle de su masaje semanal de próstata, la joven sigue sin poder quitar los ojos del rabo de 63 años de Charlie, y todo lo demás viene solo. Al fin y al cabo, ¡Todo estaba en el contrato! - VER VIDEO:
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